Las grasas trans, también conocidas como grasas hidrogenadas, son un tipo de acido graso insaturado que se obtienen tras someter a la grasa insaturada y a los aceites vegetales a un proceso industrial de hidrogenación que los hace más sólidos y que origina la aparición de los ácidos grasos trans.
¿Por qué se utlizan las grasas trans?
Se incorporan a los alimentos para mejorar su sabor, su textura y prolongar su conservación haciéndolos mucho más resistentes a la oxidación.
Cabe destacar que en la leche también se encuentran grasas trans de forma natural aunque en pequeñas cantidades, por lo que podríamos decir, que no todas las grasas trans aparecen tras un proceso industrial, pero si la inmensa mayoría.
Las grasas trans no tienen ningún valor nutritivo y son de las grasas más nocivas y peligrosas para nuestra salud.
Por ello, recomendamos disminuir al máximo su ingesta, ya que incrementan la concentración de lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol malo) y reducen las lipoproteínas de alta densidad (HDL o colesterol bueno) en la sangre, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Al consumo de grasas trans también se le relaciona la aparición de otro tipo de enfermedades como obesidad, hipertensión, pérdida de memoria, infarto, ictus, diabetes e incluso cáncer.
Según la OMS, el consumo de grasas trans no debe superar el 1% de las calorías diarias ingeridas.
¿En qué alimentos se encuentran las grasas trans?
Principalmente en alimentos procesados, pastelería y fritos, como por ejemplo en:
- Comidas rápidas (hamburguesas elaboradas, nuggets, alitas de pollo marinadas, etc)
- Salsas preparadas
- Margarinas
- Toda la bollería industrial, amplia variedad de galletas, barritas de cereales y helados
- Snacks y aperitivos saldos (patatas fritas, cortezas y semejantes, palomitas de maíz para micro)
- Alimentos congelados y precocinados como las patatas fritas, croquetas, pizzas, empanadillas y otros muchos más